
Que mas te puedo decir, las cosas que me van quedando entran en mi velador de cenizas y colillas gastadas por el tiempo melancólico, acumuladas colillas de cigarrillos que tiñen mis dientes dormidos con su nicotina asesina.
Mis amadas cosas que caben en mi velador cubierto de polvo, de uñas cortadas por el machetazo mágico de mi instrumento clandestino, mis cosas silenciadas con el recuerdo de mi muñeca castigada, con la mirada oculta del tiempo perdido.
Pido hoy tu silencio vacilante, tu silencio de galaxia y estrellas nerudianas, acabó hoy mi carrera desesperada a tus ojos nubados por la disolución hambrienta de nuestras carreteras gigantes y camufladas por mas túneles de tiempo gastado en otras profundidades perseguidas, aquellas que el mar no contiene en su inmensidad apuñalada y distante como mis manos esta noche.
La noche pasajera y asesina que castigo con mi borrachera trágica, la noche oculta de tus sueños perseguidos esta noche de mierda que gatea como puta clandestina, la noche primera, esa sin fantasías, sin recuerdos, aquella sin pasajes oscurecidos y ocultos de tus ojos delirantes, tus ojos que guardo en mi bolso de pasajero y extranjero en las tierras donde nunca mas me despertara la neblina agobiante de tu presencia ambigua, de tus manos distantes, de tu alma extendida.