28 de abril de 2008

Un paisaje necesario.


Se diluyen en mis manos paisajes de sueños destruidos,
catacumbas de silencios,
árboles destruidos como algunos castillos melancólicos de un tiempo inmóvil, fantasmas fatigados de la cabeza que viaja como puta furiosa,
miro el mundo,
las realidades que confluyen en mis personalidades disociadas con miedo y fracasos.

Mi faro escondido,
mi ruta cansada y gastada de paseos sin sentido,
noches calurosas,
colillas empapadas de nostalgia,
sabanas fatigadas de vació.

Tirito en la esquina de mi pieza,
deambulo pasillos de mi conciencia que embotella miles,
millones de recuerdos,
almas confundidas,
palomas distantes del sin sentido,
abismos trasparentes como mi cuerpo esa noche.
Noche vacía ,
estrellas colgadas del pasado extravían sus hilos cosidos llenos de vidrio y escombros acumulados con tiempo y sangre,
tazas sucias en escritorios sucios,
cenizas confundiéndose con el humo de mi cuarto rutinario.


Un paisaje necesario

21 de abril de 2008

LA CAIDA DE UN GIGANTE.


(Al árbol de mis recuerdos,
derribado por el sin sentido)

Derriban el monumento a nuestro tiempo,
un árbol cansado de esperarnos y mirar encuentros furtivos en medio de la inmensidad de una plaza apuñalada,
troncos de años y lagrimas perdidas, descansan donde antes lo hicimos nosotros,
hijos de lo que el tiempo y amor vomito como castigo por la ironía,
asesinato de siglos que saborean nuestra ausencia acribillada se pudren en el húmedo pasto con olor a muerte.

Aunque ya mi búsqueda concluyo y ante mis ojos apareció un mundo y mundos que antes ya me sabían vivo,
mundos y sombras que antes ya me vigilaron,
recordé noches calidas y mañanas llenas de colores en el vació de mi cuerpo gastado al divisar aquel gigante derribado,
asesinos, verdugos de mis recuerdos,
devuelvan mi historia,
mis lagrimas desaparecidas en un parque siniestro.

Árbol de la vida,
gigante coloquial de mi alma perdida,
derribado héroe de lo que el tiempo jamás derroto,
alumbra mi camino,
levantando mis manos busco recordarte,
plegarias de dudas ante tu destrucción sin motivo.

Árbol de mis años contigo,
árbol de mi infancia olvidada,
cuéntame el por que de tu flagelo y regresa conmigo.

Árbol de la vida,
No me dejes en el camino.

18 de abril de 2008

Mi baúl transparente



Mi baúl transparente,
preguntas inquietas del presente inquietante,
palabras,
cuchillos de melancolía se entierran en mis ojos que son tierra y volcanes furiosos, dedos marcados,
puños escondidos y promesas fantasmales de manos ausentes que esta tarde mi hicieron mirar la historia de mi alma de acero,
fundido acero con el fuego eterno del sin sentido.

Pienso en el convencimiento de los hombres que juegan a esconderse donde antes existía claridad,
pasados que se piensan con la razón asustada de mi locura embriagada, bailes putrefactos,
prostitutas malditas de la calle San Isidro,
juegos de miedos y fracasos dentro de frascos miserables de licores asesinos.

Mis sueños se asustan con tus letras ausentes,
mis palomas mensajeras se fueron y no entendieron el caminar de mis zapatos locos que se desplazan por la vida como no puede hacerse,
miedos clandestinos de palabras y misterios,
noches oscuras de un puente vació en medio de esta ciudad que huele a muertos, mutilados,
espectros del resto de vida que nos toco vivir, limosnas de una existencia ausente como algunos ojos esta noche, miradas ocultas que busco y mantengo en espera en un parque miserable del recuerdo.

Se que no llegara,
no pasara mi mano por su cintura este caluroso presente,
ni brillaran anillos que comprometieron mi destino absurdo.

Quiero dormir esta noche de tu presencia,
sacármela de encima con millones de litros de recuerdo,
caminar y vacilar a las calles que juegan a esconderse detrás de postes inexistentes, donde Goya reposa con toda su ira por la historia incomprendida,
poetas malditos de la realidad maldita me encaran en calle san pablo cuando mi hambre era sed espantosa,
y en mi cabeza flotaban fantasmas que recuerdo lejanos.

16 de abril de 2008

“Mi garganta se seca con mi grito mudo”


Espantos de mi cabeza añeja,
siluetas macabras del sin sentido,
la noche me espera como nunca me esperaron ustedes,
me habla la cabeza de las razones de su oscuridad vacilante,
rodeándonos como faro en una montaña sagrada,
picadillos de cielo,
limosnas de cariño,
abrazos que asustan y contagian dudas a palabras irreales.

Mi garganta se seca con mi grito mudo,
desaparece el rompecabezas de mi acorralada alma,
corazón gigante sin rumbo,
ojos clavos en la nada,
palabras que recuerdo con espinas y dolores extraños,
llego así la noche y se afirmo a la mirada que la sostenía.

Hoy desperté con mi baúl de sueños abierto al mundo,
zapatos cansados,
noches asesinas,
palomas mensajeras de mi desapego,
llaves de puertas que ya no existen.

Mi baúl clandestino,
contenedor de colores olvidados,
diarios de la vida y fotografías nostálgicas,
amarillas como mis dedos con su nicotina asesina,
presagio de mi historia que esta tarde escribo.

Buscando pasados encontré algunas manos que se confundían con lo inmenso de mis recuerdos,
algunos fantasmas que salieron a mi encuentro dibujaban mi sistema hermenéutico y furioso ,
noches agitadas,
rotativas,
sin principios, sin finales,
mi noche clandestinas, lluviosa de mierda que acorralo mis sentidos y mis sueños, derritiéndose como si fueran nubes malditas con vapores invisibles.

11 de abril de 2008

BATALLA


Tengo una batalla de mariposas luchando por la soberanía de mi corazón abatido por el tiempo y el viento que distorsiona mis pasos y mis ojos silenciados,
desmoronan el mundo ancianos de la vida y las vidas angustiosas de estos fantasmas que revientan al mundo con su mágico despertar y atardecer tinto y copas destruidas,
caídas en el combate de la existencia y negación transparente de mi promesa incumplida.

Hay distancia en mis ojos y manos absurdas que juegan a buscarte donde no estas, trajinando el mundo para encontrarte en algún camino desierto sin corazón,
sin sangre,
ni manos
ni pelos que antes se extendían y salían a mi encuentro como niño desesperado, caminando voy,
recorriendo estrellas colgadas de las lunas y algunos astros que se esconden dentro de tu pecho clandestino.

Admito la imprudencia de escribir sin sombras que vigilen mi vida,
aquella que vivo y muero,
ojos hinchados de cólera,
rojos de sangre y rabia,
mis manos que tiritan por la belleza que me abruma y asusta con sus promesas de invierno y proyecciones de una realidad incompetente.