18 de noviembre de 2013

No hay silencio capaz de imaginar lo que no te digo.



No hay silencio capaz de imaginar lo que no te digo,
ni  descuartizar astros que mantengo atados a mis zapatos sujetos a historias con recuerdos cansados,
agotamiento de caminos recorridos  entre copas abrazadas a mi alma sujeta en cielos oscurecidos por sombras ausentes y abrazos distantes en paisajes del sur del mundo abstracto y mitológico.

Tormentas de luceros amenazando  iluminar mis constelaciones escondidas  dentro de mi vacía y obsoleta existencia como ese lugar entre tus brazos invisibles hace litros de alcoholes rancios  tanto como refugios en potreros desolados.

Hay revuelos de asteroides danzando con moscas sobre habitaciones malditas en ciudades malditas y camufladas  en  pasados  que nunca  vacilaron en olvidarse ni mutar como mis ojos ciegos con tanta sustracción de existencia.

Tengo miedo,
abrázame en ese silencio.

9 de julio de 2013

El reloj de mi vida II

Tengo lunas que  giran en mi cabeza atraídas por la gravedad infinita de mis pensamientos acorralados hace años,
descuartizando astros misteriosos como preguntas de existencias que aún no elaboro,
planetas de gigantes posibilidades de vidas y horizontes cargando rutas que no defino como noches ausentes de caminos y faros que alumbren a la nada mas vacía,
aquella mía y de la soledad que algunas estrellas me recuerdan con el susurro bastardo de la muerte que acompaña el aletear de miserables palomas de recuerdos y alucinaciones escalofriantes como parques  ausentes,
arboles gigantes a la manera de guardianes proféticos que guardan mis recuerdos encantados  con los astros mas lejanos,
perdidos en el tiempo como las llaves de mi consciencia camuflada en vinos misteriosos y lagunas cargadas con fantasmas a la manera y símbolo de la luna que desemboca en mi atadura con una historia histérica,
confines del mundo galáctico penetrando en mis ojos transparentes como copa vacia de amores olvidados,
galaxias camufladas con abrazos que solo  inventan el despertar de una pieza olvidada por los celestiales personajes que me escupen a mi cansada y destruida cara,
 cadia dia en que mi ruta se desplaza  algunos kilómetros y horas que se borran de mi estructura platónica.

Tengo a Goya vigilando mis madrugadas a manera de gato espía con sus ojos de linterna desconfiada,
 tiritando de duda bajo un poste rancio de nostalgias y cansados ojos de realidades asustadas,
panes humeantes cada dia mas lejanos por conclusiones mentales irreconocibles para un pasado absuelto por mi critica desnuda…
esta luna me interroga cada noche…y no se que mascara presentar…

solo respiro y miro el reloj gigante sobre mi vida.

11 de junio de 2013

El reloj de la vida.



Existen algunas noches tiritando de mis ojos que están cargados de un grito de auxilio naufrago, como alma perdida en el océano de lágrimas ancestrales tales  monumentos a las lágrimas esparcidas por el mundo que descuartizo en cada secreta noche capaz de aterrizar en zonas abrumadas por tantas llaves perdidas y puertas sin finales,
escondiendo lunares en cercanías de labios que no reconozco si no como lunas en medio del sur del mundo y sus confines mágicos con personajes mitológicos escondidos a bajos de árboles y lejos de los postes que nos deshumanizan como cortes cargados de hambrunas de consuelos,
galácticos seres y personajes que habitan ciudades imaginarias dentro de la cabeza abstracta del ser que escupió su camino y descubrió lo errado en su andar profético y patético como  fantasma angustiado en medio de su destino,
aquél que la luz no guío y hoy deambula entre la existencia y su desaparición frustrada.

Un tiempo cargado con bombas dispuestas al bombardeo autografiado con siluetas ausentes como ciertas almas cansadas de desaparecer entre mis estrellas preciadas y paisajes amados como si dependiera de la rutina su descubrimiento. Mascaras secretas descubren nuevamente mi rostro enmascarado de licores arrepentidos y tiritando de insomnios cuando la luna cuelga de mi incierto futuro como estrellas que se despliegan del cielo que observo en mis tiempos de vida.

Poseo un reloj colgando de mi vida que juega con su curda que giro en cada mañana que maldigo mi furioso paisaje urbanizado por sistemas que reconozco lejanos  como mi profesión superflua de espantapájaros de edades  envidiables.


Mi reloj de la vida, cuerda necesita…