
Aceros camuflados de mis sombras malditas,
pájaros asilados y cortinas como banderas y gritos negros,
multitud maldita en medio de la mar océano gigantesca como recordando un desierto de escalofríos y huesos asustados,
quisiera hoy emborracharme con las cortinas del humo que busco y no encuentro en tus alejadas manos,
kilómetros de mentiras,
distancias de poeta maldito,
maldito y puto poeta de bares mendigados,
calles, plazas fornicadoras de esperanzas disueltas con realidades bastardas, putas realidades que desconozco a estas alturas de la madrugada.
Tengo unos secretos guardados en mi closet transparente,
ropas viejas de años asustados,
asustados pensamientos también de misericordia escondida dentro de mi cuerpo de acero,
fundido acero de clandestinas luchas y capuchas de oro.
Mi rabia y mi pueblo hablan de sueños,
sueños aquellos que nos hacen dormir donde debemos estar despiertos,
pájaros sediciosos como los de la mañana de ese lunes que desconozco,
lunes que tirita como sábado cualquiera.
Mis botellas vacias se llenan de lagrimas de caracoles asustados