15 de mayo de 2012

EXISTENCIA

Hay estrellas que tiritan con el solo pensar de tu fortuito encuentro, donde los ojos escupían recuerdos que mendigaban una palmada siniestra en la espalda vagabunda de quien deambula por unos caminos de sueños. Distingo los ojos entre las multitudes que marean al mar con sus propios sentidos nauseabundos, linternas en la nada buscando un rincón amigo del mundo. Mundo cansado sin destino, escalofríos de esqueletos girando sobre un eje perdido sobre si mismo, eje descuartizando vidas con panes de mendigo en casas tan ajenas como esta vida que gira y gira sobre un futuro cargado de fantasías, ilusiones perdidas al fondo del alma que solo desarma el mundo con sus pasos maltratados con ignorancias desechas en sus brazos. Hay millones de kilómetros y madrugadas que separan los viajes alrededor del mundo que vomita sobre las tumbas de amaneceres crucificados, mañanas clavadas a una cruz de infernales pesos que solo buscan convertirse en lagrimas, llantos de fantasmas con bigotes que vigilan sueños podridos al fondo de las esperanzas. Mi tiempo hoy pertenece a los recuerdos de quienes buscaron mis amigas manos desatadas del amarro invisible de la vigilancia, dedos que danzaban entre la libertad y la nostalgia de otras que ya no alumbra el faro de mis ojos rotos como el alma navegando sobre experiencias. Mi tiempo hoy pertenece a otros tiempos de los cuales solo recuerdo vapores de panes humeantes que abrazan mi cuerpo castigado con cóleras sin remedios, existencia vacía dentro de la vida que prolonga su existencia marchita, muerta como la misma fantasía de mi botella maldita… el cuervo de Alan Poe golpea mi ventanilla recordándome el “nunca mas”.

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