3 de junio de 2016

Esta noche lluviosa de mierda.

Esta noche que llora como la historia de la humanidad gastada del arrastrarse para mantener su condición de viva, desapareciendo de nuestra conciencia que se emborracha como puta furiosa en negras calles olvidadas por todos los dioses malditos y miserables que no existen en el hambre sanguinario de los infantes del tiempo perdido a modo de llaves olvidadas al fondo de la copa cargada de vino misterioso. Me asechan las oscuras calles hambrientas por arrancarme la existencia de mi cuerpo parecido a maleta misteriosa que viaja en las manos del vagabundo sin sentido, sin rumbo ni tiempo del cual aferrarse en el extravío eterno de su rumbo inexistente, a la deriva de lo cotidiano y caminando a modo de sonámbulo de las tristezas y nostalgias cargadas de historias, vidas, y seres galácticos que construyen asi su condición de abandono. Esta noche que llora aun piensa en sus lunas de antaño, aquellas que nos abrigaron y cobijaron a modo de niño asustado envuelto en su propio cuerpo y sueños malditos, creados por los soñadores con boinas y bigotes satánicos y seguidores del sin sentido, amasadores de panes y vidas castigadas con el pasado inventado con relatos parecidos a ese libro que escupe historias irreales de fatigadas mentes invisible ante la lógica que desaparece en la fe humana civilizada con oro maldito.

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