16 de abril de 2007



Son las imágenes del desierto quienes me desconciertan y abusan de mis ojos clandestinos y oscuros como el rincón mas absurdo de mi noche asesina de mierda, de mi sangre cortada con mi instinto de vino abstracto y silenciado,
Doce copas del destierro y una cara marchita de vagabundeo ignoraron mi corazón siniestro, la noche, la luna gigante entre las piernas de mi silueta olvidada al fondo de un amasado pan parecido al de las iglesias inexistentes aun en el pasado confuso, ahí donde aun espero los paisajes clasicistas de mi imaginación transparente, donde espero los abrazos silenciosos de mis sombras que tanto soñé. Soñé como te soñé antes, como nunca apareciste. Soy un abrazo de tu silencio y soledad vagabunda con zapatos de nostalgia, esa embriagues que no dejas por la costumbre de amarme, por el silencio de hacerlo y la culpa de continuarlo. Ahora solo déjenme tranquilo y en paz, aquella de muchos años distantes, sombras, vacíos, luces eclesiásticas marchitaban mis ojos con la sed cubierta de la desconfianza y hambruna, contra la disolución de nuestro paisaje.

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