Mis letras tienen palabras de muertos, se esconden y bajan al mundo de la tierra y el silencio,
se estrechan con mis manos y mis siluetas trasparentes de miedo y recuerdos de unos brazos que juegan a la despedida y cabezas confusas,
abstractos pensamientos de la memoria acribillada,
luminosos caminos y senderos asustados,
perdido en medio de la nada y su oleaje peligroso,
un faro y unas manos que sujetan mi clandestina esperanza,
mis pasos que bailan y confunden y caen en medio de calabozos sucios,
cochinos y putrefactos que dan cuenta de tanta muerte y fantasmas que nos miran y vigilan con sus ojos de faro acechado y miedo de campanas y vientos.
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