Yo acepto a ojos cerrados tu poética infidelidad, mi poeta maldito, de corazón impenetrable. Quemaría mis sábanas donde naufragaste si supiera que así dejaría de buscarte. Bohemio de alcoholes rancios, mordedor de pechos ajenos, fiel a tu poesía y a tu coraza, aniquilador de mujeres que te aman. Tus pellejos desollados cuelgan de tus letras que no me nombran. Tu vino barato se derramará por otros cuerpos, no en el mío, y beberás. Guardarás silencio y beberás. ¡Y yo que creo tanto en ti! Que respiro de tu humo y tu licor y perdono tus amores que no nacen por mí. Poeta maldito, eterno lienzo de piel-tela-de-araña, me cazaste y abriste mi cáscara. Poeta decadente, coleccionista de sangres y dolores, de espasmos ardientes, de primarios estertores clandestinos, de culposos escupitajos calientes. Yo que no sabía ni de sangres ni de pieles, ni de corazas ni de amores, ni de sábanas ni corazones, ¡agradezco haber matado en ti a mi virgen! Viniste de tus bombas y tus rabias, de tus guerras y tus luchas, de sudores y salivas, y de sexos, tantos sexos tú viniste a arrancarme con tu garras que callan gritos, a arrancarme mis suspiros primeros, mis primeros gemidos. ¿Y de dónde sacaste, escritor de inacabables desgarros, de dónde sacaste que eran para ti? Ahora que me los robaste, ¿qué haré yo sin ellos? ¿Qué harás tú con ellos? ¿Te los llevarás a tu cajoncito de trofeos junto a la cama, los guardarás al lado de la cajita de fósforos que te regalé, vil coleccionista de entregas incondicionales? Ahí se quedará mi voz trémula, resonará despacito cuando estés masturbándote sin mí y pensando en ella. Los rescatarás – tal vez – cuando sientas que te hundes escribiendo, y puede que te soplen al oído alguna cosa buena. A ti y a tu poética infidelidad, les digo: yo ni siquiera aspiré a penetrar tu corazón, yo quería todo tu cuerpo y un ratito de tu mente, quería tus abrazos desesperados y tus besos hambrientos, quería tu lengua agonizante sacando vida en mí, y tus manos cansadas moviendo mis hilos. Morir sobre tu piel y renacer en tu mirada triste. No quería más, no quería más… Hasta que la coraza de tu pecho decidiera abrirse por sí sola, si quisiera y encerrarme. Y entonces quedarme ahí por siempre. Yo no quería más, sólo amarte tantas veces, aunque no hablemos de amor.
--- si tienes que borrar el post, al menos cópialo a tu pc, ya? es con mucho cariño.
3 comentarios:
fui al peda y al final se me alargó la reuníón con el Ramón, por lo de la memoria.. así que igual no fui a la muni.. jajaja!
en qué estai?
un regalo... te escribí un poema:
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Yo acepto a ojos cerrados tu poética infidelidad,
mi poeta maldito, de corazón impenetrable.
Quemaría mis sábanas donde naufragaste
si supiera que así dejaría de buscarte.
Bohemio de alcoholes rancios,
mordedor de pechos ajenos,
fiel a tu poesía y a tu coraza,
aniquilador de mujeres que te aman.
Tus pellejos desollados
cuelgan de tus letras que no me nombran.
Tu vino barato se derramará por otros cuerpos,
no en el mío, y beberás.
Guardarás silencio y beberás.
¡Y yo que creo tanto en ti!
Que respiro de tu humo y tu licor
y perdono tus amores que no nacen por mí.
Poeta maldito,
eterno lienzo de piel-tela-de-araña,
me cazaste y abriste mi cáscara.
Poeta decadente,
coleccionista de sangres y dolores,
de espasmos ardientes,
de primarios estertores clandestinos,
de culposos escupitajos calientes.
Yo que no sabía
ni de sangres ni de pieles,
ni de corazas ni de amores,
ni de sábanas ni corazones,
¡agradezco haber matado en ti a mi virgen!
Viniste de tus bombas y tus rabias,
de tus guerras y tus luchas,
de sudores y salivas,
y de sexos, tantos sexos tú viniste
a arrancarme con tu garras que callan gritos,
a arrancarme mis suspiros primeros,
mis primeros gemidos.
¿Y de dónde sacaste,
escritor de inacabables desgarros,
de dónde sacaste que eran para ti?
Ahora que me los robaste,
¿qué haré yo sin ellos?
¿Qué harás tú con ellos?
¿Te los llevarás a tu cajoncito de
trofeos
junto a la cama, los guardarás
al lado de la cajita de fósforos que te regalé,
vil coleccionista de entregas incondicionales?
Ahí se quedará mi voz trémula,
resonará despacito cuando estés
masturbándote sin mí y pensando en ella.
Los rescatarás – tal vez – cuando sientas
que te hundes escribiendo,
y puede que te soplen al oído alguna cosa buena.
A ti y a tu poética infidelidad, les digo:
yo ni siquiera aspiré a penetrar tu corazón,
yo quería todo tu cuerpo
y un ratito de tu mente,
quería tus abrazos desesperados
y tus besos hambrientos,
quería tu lengua agonizante
sacando vida en mí,
y tus manos cansadas moviendo mis hilos.
Morir sobre tu piel y renacer en tu mirada triste.
No quería más, no quería más…
Hasta que la coraza de tu pecho decidiera
abrirse por sí sola, si quisiera
y encerrarme.
Y entonces quedarme ahí por siempre.
Yo no quería más,
sólo amarte tantas veces,
aunque no hablemos de amor.
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si tienes que borrar el post, al menos cópialo a tu pc, ya? es con mucho cariño.
pffffffff
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