8 de diciembre de 2016

ASUMO.

Asumo. Cuando los mundos chocan en mis ojos que se derriten con las linternas del tiempo en que naufrago clandestino de mi pasado y mis límites soberanos, tu respiración declara la guerra a mi soledad. Estas noches incontables solo respira tu cuerpo que ya es imposible des-dibujarlo en esta cuna secreta en donde los fantasmas del miedo abandonan mis rincones. Rincones abandonados por los cuervos que trituraban mis ojos en otras noches que me cobijaba en postes de frio, hambruna de sueños valorados por falta de piececitos que estrangulen el paso sin destino, aquellos que guían mi linterna que andaba extraviada buscando orillas a modo de faro enfurecido. Anda suelto el destierro de mi existencia triste y no sabe dónde anidar. Gritos de océanos que mendigué hace años, cuando el cuerpo me colgaba solo de mi vida, años que dejaron nudos en gargantas y cortes de escalofríos y esqueletos litigantes. Tengo la consigna del cielo de mi lado y bando ambiguo con sus compañías fantasmales, oscuros secretos deambulantes entre mis sabanas cuando danzan mis derrotas con mis heridas que asumo al mirar mis llagas. Asumo mi abandono a la soledad sublime del cuerpo que nunca fue creador de orgasmos de vida, el de la mirada rota entre ángeles de olvido y dudas. Asumo tu presencia eterna y tu delirante duda, a modo de infinito oscuro y sin ruta, desafío histórico de los aventureros que construyen su horizonte. Anda suelto el futuro en mis ojos ensangrentados de pasado, amando volver hermenéutico a su razón dependiente de sueños. Hoy escupo algunas caras con fracaso , como cruces que mendigan actos miserables renovados con egoísmos, ni navidades oscuras con sus pinos de sangre tal como los diamantes de secretos maldito de imperialismos miserables, miserables desde la orilla humana que huele a orina sangrienta en el patrimonio mundial de tanta literatura bastarda. Asumo hoy tu presencia como antes asumí mi vacío de nubes y nostalgias, Asumo mis cordilleras y objetos que iluminan mi cielo imposible de explicar. Asumo la respiración ronca en noches cansadas de nuestra rutina maldita con ángeles de aceros.

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