3 de enero de 2018
Sombras de oscuridad
Las sombras desaparecen como rompecabezas cargados de sueños y sonidos de cansados pasos, haciendo visible la ruta construida con experiencias confusas como su propia existencia, donde la mochila asume el peso de recuerdos recogidos del camino alumbrado por faros muy lejos del horizonte perdido hace miles de litros antes que algunos ojos, litros de aguas santas y licores vestidos con la túnica manchada con la sangre de nuestras manos estiradas hacia ciertas almas.
Las sombras desaparecen con el resplandor furioso de nuestros ojos formados por miradas fijas hacia paisajes conocidos ya por mis pasos y lágrimas que sembraron árboles de nostalgias y pensamientos sediciosos como algunos actos de sabotaje al futuro nebuloso, paseos con danzas y bailes que hacen posible el ritual de la vida, el despertar del cuerpo que permite el nacimiento de cordilleras monumentales a modo de estética sublime.
Esta noche me recuerda la oscuridad de otras noches amenazadas con su madrugada anunciada por cantos de pájaros, invitándonos a palpar el mundo des construido gracias al parpadeo de montañas a modo de volcán furioso.
Colgando del cuello desde galaxias infinitas se hace presente la historia de ciertos personajes, vagabundos del misterio necesario para contemplar el infinito de algunas miradas profundas como abismos cargados con vocación suicida y rendiciones incondicionales de existencias negras.
Tiritan mis manos de hambre y frio cada despertar, dándole cuerda al reloj que cuelga de mi vida, abrumado por ausentes gaviotas perdidas en el tiempo y el deseo.
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