27 de febrero de 2006
UN MINUTO DE SILENCIO EN HOMENAJE AL MAR.
I
Y es que hoy la descubrí, el viento, el ruido, la luz, me mostraron la inmensidad, allá en el horizonte se encuentra, perdida entre pequeños barcos; los faros, linternas giratorias muestran el camino al mar tembloroso, estampando en sus rocas pequeñas risas de señor encantado, ¡abran esos enormes ojos ante la tempestad pronunciada, trepando a lo infinito de la hermosura!; Uds. gaviotas viajeras ¿conocen la inmensidad de aquellas lejanías? Aquel que viene ahí es el mismo que ha salido victorioso con su corazón abierto, mientras las luces apagan y prenden su esperanza fúnebre, ¡ mostremos nuestro monumento al mar!, con recuerdos mirándonos de reojos, encendidos de nostalgia; Heme aquí plasmado como quien no conoce estos rumbos, como quien teme a estas lejanías ileales; este es aquel que trae noticias del horizonte confuso, aquel que desafió las lejanías hermosas y amate de las gaviotas, el que deja caer su lápiz lentamente frente a sus ojos ¿abre esos enormes ojos! Y recorramos en medio de olas, busquemos las sirenas perdidas en la tormenta, te invito una taza de café, dejemos que el tiempo nos haga tiempo.
II
Habla de mi a los pájaros, a los vientos y muestra mi sufrimiento; ¡tanto tiempo!, ¡tanto tiempo perdido!, tiempos de lejanías donde no reconocí la inmensidad para mostrarla en estas tinieblas y preguntar así por nuestro pueblo… ¿has conocido a nuestro pueblo?, ¡atentos todos! Tengo la llave que abrirá mil parpados que derramaran sueños al igual que sangre ¡tanta sangre derramada! ¡Tanta lluvia de sangre en nuestras casas!
En los caminos han de haber mil muertos y mil caminantes dispuestos a sembrar lagrimas para luego cosechar triunfos no esperanzas…¡tanta esperanza perdida!, esperanza de tiempos perdidos, esperanzas convertida en sangre, habar de mi a los discípulos, a los santos y maestrales el rostro desamparado del viento, de los paseos en el desierto…¿recuerdas los paseos en el desierto?, donde caminábamos, con traición y sin dios que mirar.
III
Atrás de la luna, donde se esconde el dolor de los hombres, el extranjero llego descalzo y lleno de roció, gritando fantasías como loco para calmarlas dolidas bocas de fantasmas y astros en constelaciones que al caer giraban en su ser hasta desvanecerse en el tiempo, fue entonces cuando el extranjero se sintió dueño del dolor humano y su cabeza lo llevaba a una cordillera mas alta que la luna, para que desde la cima del mundo besara los corazones putrefactos de ciertos profetas que lloraban hasta la locura creando este mar agredido, furiosos como los amos del olimpo , con aguas y profundidades como selva espantosa, llena de constelaciones y un tiempo inmóvil colgándolo de un
péndulo y gimiendo a media noche en esta geografía de aire, lluvia y tempestades, haciendo que la ausencia se eleve hasta el fin del mundo y nos haga transparentes . el extranjero se dedico a contemplar aquella belleza escondida en alguna parte del alba, girando impaciente hasta el punto de la destrucción de todos sus átomos por que su vicio era la nada, acercándose hasta la punta de la desaparición que hoy es un abismo espantoso, donde cuelga una mujer que arma y desarma el mundo con sus ojos parpadeantes y sus lagrimas no son mas que el arrepentimiento del mundo por traiciones de profetas adictos a la mentira, adictos al mar y a sus aguas llenas de traicioneras olas, con seductoras risas y gemidos allá a lo lejos en puertos y espantosos y lleno de lagrimas de oro para regalar a los hombres escondidos tras la luna , en galaxias vacilantes como mosca a la mitad de la noche o gotas putrefactas que atacan al mar exaltado y confundido por su propio rostro que diluye al extranjero a causa de tanta belleza escondida tras el océano putrefacto y cargado de licor negro para cuando salga la luna por los hombros cansados de cordilleras monumentales como ciertos edificios negros, como el rostro oculto y oscuro de un verdugo dispuesto a cerrar un capitulo con el filo de pluma, que es la envidia de todos los puñales y cuchillos que habitan una ciudad encantada en la madrugada y podrida al final del día.
IV
En el ocaso cuelga una mujer degollada por que el tiempo se lo dedico entero a fantasmas que iban borrando su paso, eran profetas de un dios llamado locura, que habita en copas espantosas en la madrugada y que al alba mueren lentamente por que el extranjero había comenzado su paso y anciano había encontrado un camino alrededor del mundo y un día quedo espantado por la putrefacta mujer que colgaba del abismo terriblemente hondo, terriblemente rojo, como si todas las palomas del mundo fueran a morir ahí y su sangre fuera el vino asqueroso, con profundidades que llegan a la nada mas negra del universo, en ese lugar el extranjero se hecho a llorar como si el cadáver fuese el mismo, golpeo sus puños hasta cerrar este abismo y despertar a esa mujer muchos años muerta, como flor marchita, la mujer abrió sus ojos y el mundo comenzó a caer a pedazos de una carne espantosa, entonces el extranjero sintió su ceguera , la comprendió hasta el desequilibrio de su propia alma y sus lagrimas lavaban los pies de discípulos de un dios maldito, por que el arrepentimiento de los hombre se convierten en gotas rojas , como si cayeran del abismo mas hondo del mundo, gritando escandalosamente como que quisieran despertar a semillas muchos años dormidas bajo el suelo erosionado , co0mo pájaro ciego o buque nostálgico, como ser o cosa que grita como loco por comprender este abismo que parece una taza de café en medio de la tormenta con gotas sulfúricas y olor a soledad en vientos que desata esa mujer que cuelga de la luna.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
"una ciudad encantada en la madrugada y podrida al final del día."
y si jugasemos a invertir el encanto, posicionarlo en la noche y despertar en la pudredumbre?
no serían quizá las lagrimas rojas transmutadas en verde?
que sucedería con los fantasmas y la luna?
"...contemplar aquella belleza escondida en alguna parte del alba..."
"...gritando escandalosamente como que quisieran despertar a semillas muchos años dormidas bajo el suelo erosionado..."
que intensos relatos gamal, para esta media tarde de cualquier día
Publicar un comentario