Era ella hermosa, sutil, sencilla, amable y dulce, amable y bella, amable y sincera y a veces, mi cómplice, mi clandestino sueño, mi amante desconocida, si hoy me preguntara como es que llegué a amarla tanto no sabría responder, ella era todo, mi entorno, mi tiempo, mi espacio, con ella , durmiendo, respirándole su pelo que extraño tanto a estas horas; ella era y se fue, se dio una vuelta y concreto mi miedo mas profundo, mis horas mas fatigadas, mi cara desaparecida, mi ausencia siniestra.
Yo un hombre, un hombre, eso, nada mas, sencillo, esclavo de sus sueños y pesadillas, amante, si, amante de ella, de ella y nadie mas, no se si alimento mi esperanza pensando en que algún día volverá, pues siempre he pensado en que estará ahí , conmigo, a mi lado, desde que la conocí lo he pensado así, ese soy yo, un hombre que ama a su mujer eterna, a la que le regalo su corazón cada día desde que la amo, cada día desde que me pareció eterna.
Cuatro letras solamente tiene su nombre, son cuatro las letras que abrazan su espacio y su ausencia, ya he vomitado lo suficiente estos días, ya te he buscado mucho y aun no te encuentro y aun te invento. Si te invento también en mi cama vacía, gigante me pregunto como años antes si habremos sido ángeles; ayer dicen que cayeron estrellas del cielo, de un cometa o algo así, que lastima no haberlas visto contigo, para encontrar le estrella que perdimos, a esa, a la cual hemos estado atados tanto tiempo tantos bellos años, tiernos, crueles, completos…Si cuatro letras hermosas, tanto como su cuerpo, tanto como sus pechos, si, pechos de ángel como una obra a medias que recuerdo, cuatro letras distantes, cuatro puntos de mi universo. Amor, aun te espero.
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