7 de diciembre de 2006

SEÑOR JUEZ (un escrito del tiempo; anonimo)


Señor Juez
Antes de encerrarme, escúcheme primero Señor Juez:Ayer salí corriendo tarde, en la noche tibia, sola. Porque estaba sola, aca, sin él señor de las promesas partidas. ¡Yo lo busqué! Sí, yo lo llamé bajo la culpa, eso lo confieso Señor Juez, pero permítame excusarme. Lo busqué y quise también la noche, y otros abrazos, no los que antes me hacían correr la cara y mirar al suelo con los ojos rojos, el sexo, el sexo que en esta cárcel ya no tengo, los besos que había olvidado, la noche despierta mirándonos como siempre, igual de encapuchados, cubiertos, para no ser vistos, desnudos, enroscados y yo empujando la culpa para poder sentirlo. No me condene Señor Juez si ya no puedo sentir por quién debería legalmente y transgredo las leyes, y continúo con el delito de no poder dejar de tocar lo que no es mío. Yo no robé, a mi me robaron el alma ¿Comprende?Señor Juez yo solo tengo 22 años estaba sola en una ciudad amarga, yo tenía un hogar donde se supone desviviría mi asquerosa infancia, los recuerdos de mis golpes y las soledades de la calle. Pero él dueño se fue por caminos cruzados y yo no lo encontré señor, se perdió en un laberinto en donde yo no pude entrar Señor, y lo intenté y lloré, y quise tantas y tantas veces amarrárle una cuerda al pie y traerlo. Pero solo dejo de ser, él dejó de ser. No me diga así, yo no soy puta, no me culpe por sentir Señor Juez. Cómo me pide que no piense en quien me hace volar cuando estoy encerrada, atrapada con cadenas oxidadas. No me pida que no piense en él mientras estoy frente a un rostro donde solo veo vacío, mentiras y duros golpes, vasos rotos y eternos almuerzos en soledad. Cómo me pide que no lo ame si me arma por dentro mientras otro quiebra cada cristal de mi corazón con sus palabras de no poder. Por favor no me obligue a tomar una decisión, yo no tengo donde ir, yo no tengo un hogar. Yo solo tengo sus brazos y sus pinceles. No me encierre a mí, encierre a quien coartó mi libertad. A quién me obligó a dejarlo todo y a perderlo todo. Señor Juez, no siga perdiendo su tiempo, esta ya es mi cárcel. Yo tengo un amante y tengo un hogar triste, seco y sin sol. Yo se que rompimos corazones. Yo se que nada se puede, ve que ya tengo mi calabozo personal. Yo tampoco me entiendo sabe, yo solo siento y sí, podría haber sentido después. Pero no soy fuerte, entienda Señor, nadie nos ve en los rincones, en los callejones, nadie nos ve en su taller, donde él pinta un cuadro que era mi cuerpo, óleos destruidos con agua. Nadie nos ve mientras él reconstruye mis ojos, mis hombros, mis huesos. Nadie nos ve mientras yo amarro su pelo para que no se llene de pintura. No me quite mi hogar Señor se lo pido, no me quite sus besos no haga de esto un delito más grande, no convierta éste amor prohibido en la prisión de dos palomas. Ya veo que no me va a perdonar Señor Juez, no apriete tanto las esposas gendarme. ¿Pero le puedo pedir un último favor? Enciérrenos a los dos, ya que así, protegidos en una celda, ya nada nos prohibirá soñar con algo.

1 comentario:

;* dijo...

que intenso gamal...