La educación como práctica de resistencia
El reconocimiento de los aportes de las teorías de la reproducción para observar la determinación de lo económico sobre lo ideológico, así como de la necesidad de reproducción cultural y hegemonía que sustenta el entrerramado ideológico de la clase dominante para seguir posicionada en su lugar, no socava las criticas que han surgido con respecto a que todo acto pedagógico es un acto de violencia simbólica, pues esta es una acción discriminatoria y excluyente de contenidos. Limitarse a esta idea deja de lado la capacidad de la educación de situarse como practica de resistencia, aporte verdadero al cambio social y como mecanismo real de lucha de clases. Es en este punto donde pondré mis esfuerzos en entender esta relación que se da entre reproducción y transformación en el debate educativo, relación que en este contexto intentare posicionarla complementariamente y no confrontadas, para así entender de manera unificada estas teorías. Entenderlas unificadas sugiere reconocer el monitoreo del poder económico sobre la ideología de la clase política, haciéndose presente los intereses de los grupos económicos para la construcción desde el poder y la transversalidad del sujeto como objeto de producción de capital humano (educación globalizada), como además dejando ver la intencionalidad de reproducir la esfera cultural (entorno), económica (clase económica) y política, sustentada a través de la violencia simbólica de la acción qué esta confrontación entre reproducción y transformación es un ejercicio de resistencia que debe realizar el docente a través de sus practicas pedagógicas, asumiendo las redes de poder y dependencia como es la necesidad de legitimación del poder político por el poder económico así como también el docente necesita de la legitimación del poder político, es decir, la (AuP) legitima la (A.P) del docente, valida su poder y autoriza para transmitir y reproducir la cultura, no solo de la identidad nacional, además, de su contexto y entorno socioeconómico y aunque para una pedagogía liberadora esa autoridad legitimada le es necesaria, esta debe ser manifestada en todo momento como cuestionable, partiendo del dialogo y participación la construcción del aprendizaje a través del cuestionamiento hacia la autoridad del pedagogo. El docente así legitima este cuestionamiento a la Autoridad del profesor en una relación horizontal de dialogo que permita la construcción colectiva del proceso de aprendizaje, cuestionamiento que además permitiría elevarlo a cuestionar de la Autoridad mayor (autoridad politica) forjándose en la critica al modelo del ideal ciudadano manifestado transversalmente en la educación, monitoreada y dirigida por el poder de manera incubierta , esto significa un verdadero cuestionamiento a las estructuras , bases e ideología del modelo educativo vigente y que opera de manera sistematizada y que solo desde las bases y pilares se transforma el modelo educativo y además, la realidad nacional, pues entendemos que el ser humano no se libera individualmente, si no que la liberación como proceso colectivo pertenece a la esfera de lo político, social y económico.
La importancia de la pedagogía liberadora en este proceso de liberación -que las teorías de reproducción no reconocieron- es la relación que hace entre opresor y oprimidos, condición que se manifiesta en la necesidad de la pedagogía transformadora (de resistencia) de hacer conciente al oprimido de su condición, renovando su pensamiento tanto hacia su propia liberación como a la liberación de su opresor, evitando así que el proceso de esta búsqueda, no se convierta en el mero cambio de roles, es decir, que el oprimido se vuelva en opresor, cambio de roles que solo reproduce una sociedad basada en el materialismo extremo y no genera un aporte a la construcción de un hombre nuevo, necesidad de liberación verdadera instaurada en el interior de la conciencia del individuo y que además corresponde a un cambio interior de los oprimidos en cuanto solo a través de lo toma de conciencia de su situación y el entendimiento de que Él no es culpable de su opresión, podrá emprender su camino hacia la lucha contra su opresor. Aun más, la situación se agudiza cuando el oprimido acepta la realidad y se adapta a ella sin cuestionarla y menos modificarla, situación que genera en la clase oprimida una dependencia emocional que imposibilita a estos enfrentarse a sus opresores. Cuando esto sucede, es decir, cuando el oprimido deja de luchar por su emancipación cultural y social, se convierte en un sujeto sin amor por la vida, situación que se ha manifestado en el modelo educativo, entonces la pedagogía liberadora (propuesta por P. Freire) se encara a esta condición, estando con el mundo y no el mundo, alcanzado desde la liberación y dejando atrás la practica alienante y mecanicista del modelo educativo y asumiendo el rol del docente como la problemátizacion del mundo próximo al oprimido, creando las condiciones necesarias para que el aprendizaje avance hacia nuevas expectativas, con un carácter verdaderamente reflexivo y forjador de su propia realidad, abriendo camino a la participación activa y real de la construcción social y por fin el entendimiento interiorizado de las clases subordinadas sobre su autonomía y reproducción cultural, manifestándose en practicas pedagógicas alternativas, pues la escuela no es un circulo socialmente cerrado, si no, que es un espacio en el cual se procesan “personas y también significados” , es decir, se entiende la escuela como “el resultado de la afirmación de un espacio para la reproducción cultural alternativa en el interior mismo de la escuela y posibilidad de emergencia de practicas de resistencias y alternativas”[1].
[1] La educación como espacio de resitencia y transformación social”; José Gil Rivero http://www.rebelion.org/izquierda/040516jgr.pdf.
El reconocimiento de los aportes de las teorías de la reproducción para observar la determinación de lo económico sobre lo ideológico, así como de la necesidad de reproducción cultural y hegemonía que sustenta el entrerramado ideológico de la clase dominante para seguir posicionada en su lugar, no socava las criticas que han surgido con respecto a que todo acto pedagógico es un acto de violencia simbólica, pues esta es una acción discriminatoria y excluyente de contenidos. Limitarse a esta idea deja de lado la capacidad de la educación de situarse como practica de resistencia, aporte verdadero al cambio social y como mecanismo real de lucha de clases. Es en este punto donde pondré mis esfuerzos en entender esta relación que se da entre reproducción y transformación en el debate educativo, relación que en este contexto intentare posicionarla complementariamente y no confrontadas, para así entender de manera unificada estas teorías. Entenderlas unificadas sugiere reconocer el monitoreo del poder económico sobre la ideología de la clase política, haciéndose presente los intereses de los grupos económicos para la construcción desde el poder y la transversalidad del sujeto como objeto de producción de capital humano (educación globalizada), como además dejando ver la intencionalidad de reproducir la esfera cultural (entorno), económica (clase económica) y política, sustentada a través de la violencia simbólica de la acción qué esta confrontación entre reproducción y transformación es un ejercicio de resistencia que debe realizar el docente a través de sus practicas pedagógicas, asumiendo las redes de poder y dependencia como es la necesidad de legitimación del poder político por el poder económico así como también el docente necesita de la legitimación del poder político, es decir, la (AuP) legitima la (A.P) del docente, valida su poder y autoriza para transmitir y reproducir la cultura, no solo de la identidad nacional, además, de su contexto y entorno socioeconómico y aunque para una pedagogía liberadora esa autoridad legitimada le es necesaria, esta debe ser manifestada en todo momento como cuestionable, partiendo del dialogo y participación la construcción del aprendizaje a través del cuestionamiento hacia la autoridad del pedagogo. El docente así legitima este cuestionamiento a la Autoridad del profesor en una relación horizontal de dialogo que permita la construcción colectiva del proceso de aprendizaje, cuestionamiento que además permitiría elevarlo a cuestionar de la Autoridad mayor (autoridad politica) forjándose en la critica al modelo del ideal ciudadano manifestado transversalmente en la educación, monitoreada y dirigida por el poder de manera incubierta , esto significa un verdadero cuestionamiento a las estructuras , bases e ideología del modelo educativo vigente y que opera de manera sistematizada y que solo desde las bases y pilares se transforma el modelo educativo y además, la realidad nacional, pues entendemos que el ser humano no se libera individualmente, si no que la liberación como proceso colectivo pertenece a la esfera de lo político, social y económico.
La importancia de la pedagogía liberadora en este proceso de liberación -que las teorías de reproducción no reconocieron- es la relación que hace entre opresor y oprimidos, condición que se manifiesta en la necesidad de la pedagogía transformadora (de resistencia) de hacer conciente al oprimido de su condición, renovando su pensamiento tanto hacia su propia liberación como a la liberación de su opresor, evitando así que el proceso de esta búsqueda, no se convierta en el mero cambio de roles, es decir, que el oprimido se vuelva en opresor, cambio de roles que solo reproduce una sociedad basada en el materialismo extremo y no genera un aporte a la construcción de un hombre nuevo, necesidad de liberación verdadera instaurada en el interior de la conciencia del individuo y que además corresponde a un cambio interior de los oprimidos en cuanto solo a través de lo toma de conciencia de su situación y el entendimiento de que Él no es culpable de su opresión, podrá emprender su camino hacia la lucha contra su opresor. Aun más, la situación se agudiza cuando el oprimido acepta la realidad y se adapta a ella sin cuestionarla y menos modificarla, situación que genera en la clase oprimida una dependencia emocional que imposibilita a estos enfrentarse a sus opresores. Cuando esto sucede, es decir, cuando el oprimido deja de luchar por su emancipación cultural y social, se convierte en un sujeto sin amor por la vida, situación que se ha manifestado en el modelo educativo, entonces la pedagogía liberadora (propuesta por P. Freire) se encara a esta condición, estando con el mundo y no el mundo, alcanzado desde la liberación y dejando atrás la practica alienante y mecanicista del modelo educativo y asumiendo el rol del docente como la problemátizacion del mundo próximo al oprimido, creando las condiciones necesarias para que el aprendizaje avance hacia nuevas expectativas, con un carácter verdaderamente reflexivo y forjador de su propia realidad, abriendo camino a la participación activa y real de la construcción social y por fin el entendimiento interiorizado de las clases subordinadas sobre su autonomía y reproducción cultural, manifestándose en practicas pedagógicas alternativas, pues la escuela no es un circulo socialmente cerrado, si no, que es un espacio en el cual se procesan “personas y también significados” , es decir, se entiende la escuela como “el resultado de la afirmación de un espacio para la reproducción cultural alternativa en el interior mismo de la escuela y posibilidad de emergencia de practicas de resistencias y alternativas”[1].
[1] La educación como espacio de resitencia y transformación social”; José Gil Rivero http://www.rebelion.org/izquierda/040516jgr.pdf.
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